En los años 80 se popularizó la red de redes que permitió conectar a los seres humanos entre sí.
Así es, estoy hablando de Internet la gran insurrección que marca la pauta de la evolución del ciclo económico universal y la transición entre la Revolución Industrial y la Digital. No obstante, en sus inicios, hubo una fuerte aversión en su aplicabilidad y funcionamiento, acogiendo todo tipo de críticas e impactando en un rechazo generalizado. En el mismo contexto, soluciones tecnológicas originadas a partir de internet como el e-mail, el cual se soporta sobre el desconocido protocolo SMTP, generó un escepticismo sobre su gran potencial, ignorando, en ese entonces, lo que representa actualmente para la sociedad y la dependencia que existe de éste.
Hoy en día, existen alrededor de 3.500 millones de usuarios de internet a nivel mundial, se generan en promedio 200 mil millones de correos electrónicos al día y la cifra sigue creciendo. Interactuamos segundo a segundo con decenas de protocolos como TCP/IP, SMTP, HTTP, SSL, Torrent, entre otros, los cuales desconocemos y se han constituido como la superficie detrás de los servicios de red.
Con la aparición del primer protocolo de valor digital en el mercado, llamado Bitcoin, nace la oportunidad para millones de personas en el mundo de acceder a la economía digital y ser parte de los modelos de inclusión financiera global, sin la necesidad directa de entender lo que hay detrás de la tecnología que permite las transacciones. De esta forma, cualquier agente económico de transacciones (cash in-cash out) se complementará rápida y eficientemente para brindarles a sus usuarios la posibilidad de realizar transacciones en un escenario tan sencillo como es el enviar un correo electrónico, con costos tendientes a cero e integrando a la población no bancarizada y de escasos recursos.
Bitcoin es abierto y es de todos. Es la primera criptomoneda, de carácter descentralizado y autorregulada creada en el mundo en el año 2009 por Satoshi Nakamoto, personaje anónimo que descubrió la forma de descentralizar el dinero y establecer un protocolo de código abierto a través de la matemática y la digitalización.
En tan solo 7 años de existencia, el Bitcoin ha logrado mover a 10 millones de personas con una capitalización de mercado de alrededor de US$10.000 millones. Comparado con internet, esta tecnología viene creciendo exponencialmente y la penetración en el mercado latinoamericano se acelera cada vez más.
En el año 2015, se invirtieron más de US$1.000 millones en compañías que están desarrollando soluciones para múltiples sectores con la tecnología Bitcoin y, en los últimos 4 años, se han creado más de 700 empresas que están desarrollando servicios financieros y de acceso y adaptación global . El mercado financiero latinoamericano se encuentra en etapa de exploración para la ejecución de esta herramienta. No obstante, la barrera más fuerte de posicionamiento del bitcoin es que la tecnología no da espera a la implementación legislativa, lo cual es comprensible en términos del amplio espectro que la representa y sus constantes y acelerados cambios, sin embargo, crece el dilema y el problema entre la validación y la prohibición, es decir, las entidades que vigilan operaciones de tipo comercial y financiero optan por estigmatizar la innovación mientras se familiariza con su uso y beneficios.
Para el caso colombiano, el Banco Central y la Superintendencia Financiera emitieron, cada uno, un comunicado sobre los riesgos de mercado ante la alta volatilidad en el precio del bitcoin y no lo reconocen como moneda de curso legal. Pues bien, así debe ser. El Bitcoin no debe ser reconocida como moneda legal, ya que es dinero digital de la web, hecho para la web, por lo que la creación de valor se genera a través de la red y del crecimiento de la misma. Es ahí donde aparece el bitcoin como un bien inmaterial que beneficia la canalización de transacciones electrónicas las cuales son de bajo costo, siendo esta la herramienta más eficiente y segura para trasladar dinero entre personas. Cabe resaltar que, US$1 de cada US$1.000 en el mercado bitcoin está explicado por una actividad delictiva, lo cual lo hace aún más valioso en su funcionamiento y satanizarlo sería como señalar al dólar por ser el vehículo monetario de mayores actividades delictivas en toda la historia.
Bitcoin es una tecnología con todas las características y ventajas de internet. Es 100% online, instantáneo, global y no discrimina por edad, género, nacionalidad o lenguaje.
Por último, es necesario destacar que el bitcoin es una realidad.
Entre discusiones, aversiones y grandes interrogantes para la banca tradicional y sus contradictores, al igual que como las hubo en el cambio del envío de las cartas en papel al correo electrónico y que no notamos el mismo, el bitcoin es la verdadera revolución de la economía digital y, en los próximos años, se convertirá en el catalizador de la industria financiera mundial.
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