Calvinismo Monetario parte IV: "¿Qué pasaría si Bitcoin tiene éxito?"
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Calvinismo Monetario parte IV: "¿Qué pasaría si Bitcoin tiene éxito?"

Juan Ignacio Donoso
Juan Ignacio Donoso
Esta es la última parte de la serie de 4 artículos donde se revisó la historia del dinero, su importancia en las sociedades y se hizo una demostración del por qué el actual sistema financiero está colapsando. En el presente artículo nos lleva a un futuro donde Bitcoin tiene éxito y nos explica qué pasaría.
Puedes revisar la primera parte aquí o la segunda parte aquí o la tercera parte aquí
Este artículo fue escrito por Daniel Villablanca, co-fundador de Solar Chile y Ex Country Manager de Microsoft Chile, además de ser un estudioso y difusor de la economía digital.
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¿Qué orden de cosas cabría esperar en un mundo en que este nuevo tipo de dinero digital es exitoso?

Si Bitcoin tiene éxito, puede que reemplace a algunas monedas nacionales. Podría transformarse además en una moneda supranacional que existe sobre todas las monedas fiduciarias nacionales. Si tiene éxito, puede ser un estándar global apolítico de valor y liquidación. El mundo ya tiene un estándar de medida global no político en el patrón metro, y un estándar global estándar apolítico de peso en el patrón kilo. Sería inconcebible que cada cierto tiempo cambiásemos la longitud del metro o la masa del kilo de acuerdo a consideraciones políticas. De hecho eso es lo que hacemos constantemente con nuestro estándar de valor actual. Hoy usamos el dólar estadounidense como un estándar, que es mucho mejor que nada, pero bastante imperfecto: ha perdido una cantidad significativa de valor desde el inicio, es difícil saber cuántos dólares circularán en el futuro y, cada vez más, la capacidad o la incapacidad de usarlo como plataforma depende de consideraciones políticas. Sanciones de por medio.

El mundo sería mucho más estable y funcionaría mejor con un estándar de valor global no politizado. De hecho sólo los bancos pueden participar en la mayoría de las redes de liquidación (como SWIFT, Fedwire, ACH en los EE. UU., CHAPS en el Reino Unido, SEPA en Europa, Visa y Mastercard, etc.). Individuos, corporaciones y gobiernos sólo pueden acceder a dichas redes a través de los bancos. El uso de estas redes es extraordinariamente lento (días e incluso semanas), el proceso es opaco y costoso y cada vez más la capacidad de utilizarlos es determinado por consideraciones políticas. Imaginemos una plataforma abierta donde cualquier individuo, corporación o gobierno pudiese hacer transacciones con cualquier otra persona, corporación o gobierno en cualquier parte del mundo, en tiempo real y de forma gratuita, 24/7 y 365 días al año. Esto habilitaría un mejor dinero de la forma en que la Internet habilitó el acceso a la información.

En un mundo en el que Bitcoin tiene éxito, todas las monedas se pueden cotizar en satoshis (la fracción más ínfima de Bitcoin). Cuando nuestros nietos pregunten cuál es el precio del dólar neozelandés, alguien dirá: el dólar de Nueva Zelanda equivale a 72 satoshis al día de hoy. Y el precio de la lira turca? 21 satoshis. El dólar estadounidense? 107 satoshis . ¿Un barril de petróleo? 5.600 satoshis . PIB global? 97.356.765 bitcoins. ¿El PIB de Indonesia? 1.417.007 bitcoins. O algo por el estilo.

Bitcoin y su cadena de bloques es un protocolo abierto. No es una empresa. La historia de los protocolos es muy diferente a la historia de las compañías. En el devenir de las organizaciones hay muchos cambios, irrupción y claudicación (Microsoft-Apple, eBay-Amazon, Altavista-Google, MySpace-Facebook, etc.) Sin embargo, la historia de los protocolos es muy diferente. Una vez que se establece un protocolo, éste casi nunca cambia. Por ejemplo, ahora utilizamos IP (Protocolo de Internet, o simplemente “Internet”) para casi todo el transporte de datos (hasta finales de los 90, los enrutadores Cisco solían soportar docenas de protocolos, hoy sólo transmiten IP). Estamos utilizando sólo un protocolo web y sólo un protocolo de correo electrónico. El protocolo de correo electrónico, por ejemplo, es bastante deficiente. A nivel de protocolo no hay forma de saber si alguien recibió mi correo electrónico, e incluso si el destinatario lo leyó. No hay forma de verificar mi identidad, no hay forma de manejar el spam y muchas otras funcionalidades que podrían mejorarse. Es seguro que algunas personas ya han desarrollado protocolos de correo superiores, pero no pareciera importar y lo más probable es que nunca nos enteremos: una vez que éste se asienta, se convierte en el único estándar para ese caso de uso y no es posible desplazarlo con uno mejor.

En la actualidad pareciera que el protocolo estándar para una plataforma soberana será Bitcoin y su cadena de bloques. Existen muchas tecnologías y aplicaciones interesantes que se están experimentando con otras criptomonedas y otras cadenas, que si tienen éxito, se pueden tejer sobre ésta. No pareciese ser lógico invertir grandes cantidades de nuevo hardware y electricidad para replicar la soberanía cuando ya tenemos una plataforma soberana sólida. Es más eficiente simplemente construir sobre él, y es el curso que está siguiendo el actual desarrollo tecnológico.

En su libro “La Desnacionalización del Dinero”, publicado en 1976, el economista Friedrich Hayek, aboga por “el establecimiento de monedas privadas emitidas competitivamente y que, en lugar de mantener un número inmanejable de ellas, los mercados convergerían en una o sólo un número limitado de normas monetarias, en las cuales se basarían las instituciones en base a su calificación de solidez”. Transcurrido casi medio siglo, sus palabras adquieren un nuevo significado, a medida que la experimentación continúa aceleradamente.

Finalmente, Bitcoin continuará pasando por altibajos, y si fallase, será fácilmente reinventado ya que ahora se sabe cómo funciona. En su estado actual, puede que no sea ampliamente utilizado en transacciones. Puede ser demasiado volátil. Por ahora. Pero es la primera moneda soberana. Y su mera existencia puede ser un recordatorio para los gobiernos, que el dinero ya no es necesariamente su monopolio. Esto otorga a la mayoría de sus potenciales usuarios y a todos nosotros una especie de póliza de seguro contra un futuro Orwelliano…

Notas Bibliográficas

“A case for a small allocation to Bitcoin”, an essay by Wences Casares

“The Bitcoin Standard”, Saifedean Ammous

“The age of Insight”, Eric Kandel

“From Dawn to Decadence, 500 Years of Western Cultural Life”, Jacques Barzun

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