El petro es una criptomoneda estatal que no ha estado libre de polémicas. Hoy exploramos qué es, cómo funciona y cuál ha sido la realidad detrás de su creación e implementación.
El petro, una de las primeras criptomonedas lanzadas por un banco central, ha estado en la palestra pública desde el 2009, cuando el expresidente venezolano Hugo Chavez propuso ante la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) la creación de una moneda digital internacional.
Sin embargo, la idea no se materializó hasta finales del 2017, cuando se decidió crear la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (SUNACRIP).
La SUNACRIP empezó el trabajo de desarrollar al petro, un token que desde su lanzamiento ha estado lleno de polémicas, cambios de tecnología y poca transparencia.
El lanzamiento del petro
El petro fue sugerido como un activo digital que permitiría al gobierno venezolano levantar capital aprovechando uno de sus recursos naturales: el petróleo.
Venezuela es uno de los países con reservas petroleras más grandes del mundo, pero la mala gestión financiera y la inestabilidad política lo han llevado a tener problemas económicos.
Además, las sanciones lideradas por Estados Unidos, combinadas con la caída de los precios del petróleo, han afectado la capacidad que ha tenido el país para pagar sus deudas, dejándolo así a las puertas de la bancarrota.
Desde ese entonces, Venezuela ha tenido que enfrentarse a un férreo control de precios, la escasez de productos de consumo básico, una de las tasas de inflación más altas del mundo y su ingreso a una recesión profunda.
En este contexto político y económico, se propuso la creación de una moneda digital, justo también cuando criptomonedas como bitcoin y ether estaban teniendo un aumento sostenido en sus precios.
Las críticas del petro
El lanzamiento de este activo digital no ha estado libre de críticas y polémicas.
Por un lado, algunos observadores internacionales consideran que el principal objetivo del petro es evitar las sanciones estadounidenses y controles que la comunidad internacional le ha puesto al gobierno venezolano por lavado de dinero y narcotráfico.
Por otro lado, la criptomoneda que empezó como un proyecto en Ethereum y migró hasta ser un proyecto construído en Dash no tiene un whitepaper verdadero. De hecho, el que tiene publicado es una copia prácticamente textual del de la criptomoneda Dash.
El petro tampoco cuenta con un roadmap claro. Toda su información de desarrollo y funcionamiento es un misterio porque es propiedad exclusiva del Estado venezolano.
Finalmente, partes claves del activo, como el precio, la capacidad de minarlo o de hacer staking con él (dos características que están estipuladas en su whitepaper), han cambiado de manera arbitraria en numerosas ocasiones por órdenes del presidente del país, Nicolás Maduro.
La respuesta (y la realidad) del petro
La respuesta al petro en los mercados internacionales ha sido prácticamente nula.
De hecho, un informe publicado por Reuters en el año 2018 detalló los problemas de la crypto, habló tanto de la falta de usuarios dentro del país como la ausencia de inversores internacionales.
Los datos publicados de su oferta inicial (ICO) también son sospechosos. Las cifras comentadas en discursos oscilan entre los USD $3.3 billones y los USD $735 millones. Algunos especialistas incluso afirman que no son cifras de compra sino cifras de intención de compra.
Además, el respaldo de esta crypto, que según su anuncio de lanzamiento eran 5 billones de barriles de petróleo, ha cambiado a solo 30 millones.
Con todo y la mala recepción, Nicolás Maduro continúa presionando para que se adopte el petro en el país. El presidente ha prometido el relanzamiento de la moneda en numerosas ocasiones y anunciando medidas que obliguen a la adopción.
En qué se diferencia el petro de otras cryptos
En todo.
Una de las principales características de las criptomonedas es la descentralización. Es decir, que ningún actor individual puede controlar o censurar las transacciones que ocurren en la blockchain.
En el caso del petro, el gobierno no solamente controla todas las transacciones que ocurren en su red, sino que además tiene la capacidad de cambiar su precio y el respaldo que dice tener.
Es imposible comparar el petro con algo como Bitcoin y Ethereum. Estas dos últimas redes tienen el respaldo, la trayectoria, la descentralización y la transparencia que un buen proyecto de criptomonedas debería tener.
La adopción de criptomonedas de parte de organizaciones fuertes como los Estados es vital para el desarrollo del ecosistema siempre y cuando el proceso se haga de forma limpia, ordenada y confiable, acompañado de un marco legal y tecnológico correcto.
Sin embargo, las criptomonedas son activos que por naturaleza funcionan bajo su propio sistema, al margen del Estado. Recordemos que Bitcoin es precisamente la alternativa descentralizada al dinero centralizado que usamos en la actualidad.
Por esta razón, cualquier moneda digital controlada por el Estado se aleja de la filosofía y propósito de una auténtica criptomoneda.
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