Desde su lanzamiento en 2009, Bitcoin revolucionó la economía que conocíamos al traer grandes novedades tecnológicas y financieras, justamente para recuperar la esencia del dinero incluyendo su desnacionalización, que por décadas se ha discutido en diferentes espacios.
En ese sentido, Bitcoin trajo consigo la posibilidad de transferir valor a través de internet, a bajo costo, de forma descentralizada, sin control por parte de terceros o intervención de terceras partes que no generan valor, con ciertas garantías de privacidad. Dichas propiedades, de acuerdo con diversos autores, son las que defienden a cabalidad las libertades financieras, a las cuales todos deberíamos tener derecho de acceso por igual.
Sin embargo, como todo proyecto que aspire mantenerse vigente con el trasegar de los años, Bitcoin requiere de mejoras para optimizar aspectos asociados a su funcionamiento, tales como la escalabilidad transaccional y la preservación de la privacidad como principios fundamentales. Es así como llegamos a Taproot, la próxima actualización contemplada para la red, la cual llegará en noviembre de este año para introducir nuevas propiedades que harán de Bitcoin un sistema monetario digital más seguro, privado y escalable a la hora de operar.
La dificultad para llegar a un consenso
Dado que hablamos de un ecosistema descentralizado, donde no existen figuras centrales con pleno poder de decisión para implementar actualizaciones a la red, para el ecosistema de Bitcoin ha sido muy complejo llegar a acuerdos sobre su futuro, ya que cualquier tipo de cambio debe contar con la aprobación de la mayor parte de la comunidad minera.
Desde el 21 de julio de 2017, la red de Bitcoin no contaba con una actualización que introdujese mejoras operativas. Esta se dio principalmente para contener la maleabilidad de las transacciones y mejorar la escalabilidad de la red, la cual fue denominada como SegWit. Sin embargo, Bitcoin crece significativamente en transacciones y en alto tráfico en la red.
Si hacemos retrospectiva, podemos ilustrar brevemente lo ocurrido en 2017: tras más de dos años de debates salvajes sobre las posibles soluciones para los problemas de escalabilidad que venía afrontando Bitcoin, al final la comunidad de mineros tuvo que elegir entre dos propuestas que abordaban la situación desde enfoques diferentes. Fue así como convirtieron a Bitcoin en una confrontación política e ideológica, poco útil y con efectos confusos para la comunidad.
Esta disyuntiva, con componentes de interés particular y no colaborativo, puso en evidencia la dificultad de llegar a un consenso absoluto y, dio lugar al surgimiento de una versión alterna a Bitcoin, conocida hoy día como Bitcoin Cash, una bifurcación o divergencia de la red principal de Bitcoin.
Una nueva actualización después de cuatro años
Justamente para evitar una situación similar y pensando a largo plazo, en 2018, unos de los desarrolladores relacionados con la red de Bitcoin, Greg Maxwell, presentó una propuesta denominada Taproot, la cual proponía nuevas mejoras asociadas con la privacidad de las operaciones en la red de Bitcoin.
Tras un largo proceso de evaluación, después de aprobar los procesos y auditorías correspondientes, en 2020 pasó a incorporarse como una de las posibles actualizaciones contempladas para el futuro de Bitcoin. Finalmente, desde hace varios meses se vino realizando un proceso de consulta por parte de la comunidad minera, el cual resultó en la aprobación consensuada de Taproot, por lo que su implementación quedó programada para noviembre de este año.
Repasemos en qué consisten estos cambios que vendrán para Bitcoin a finales de este año.
¿Qué es Taproot?
Como tal, el eje central de Taproot está en el abordaje de los problemas de privacidad asociados con las transacciones Bitcoin, ya que existen diferencias entre los distintos tipos de operaciones que tienen lugar dentro de la red, las cuales una persona familiarizada con la tecnología Blockchain podría identificar con facilidad.
Pese a que hay cierto margen de anonimato a la hora de usar Bitcoin, la información vinculada a los tipos de transacciones queda abierta para consulta, por lo que es posible distinguir entre operaciones dependiendo del objetivo, canal empleado y mecanismos adicionales implementados. Esto hace que sea posible diferenciar una transferencia a través de Lightning Network (segunda capa de la red de Bitcoin) de una transacción peer-to-peer tradicional.
Uniformando las transacciones
Frente a este problema, la propuesta de Taproot contempla que todas las transacciones que circulen a través de la red manejen una apariencia similar, lo cual las haría indistinguibles frente a quienes hacen análisis y seguimiento a las operaciones en la Blockchain de Bitcoin.
Una buena analogía para explicarlo, sería imaginar cada operación como una carta de las que habitualmente se usa para jugar póker o blackjack, ya que cada una de estas tiene un número y/o una figura asociada.
En este sentido, la actualización de Taproot solo nos dejaría ver esos naipes desde el lado donde esa información está oculta. Por ende, aunque podamos ver cuántas cartas posee una persona, no sabríamos a ciencia cierta de qué tipo de carta se trata.
Taproot sería el equivalente a que todas las cartas de un mazo solo serían visibles desde ese lado donde no es posible distinguir una de otra. Imagen de Pixabay.
Alivianar las transacciones, mejorando la privacidad y la escalabilidad: la promesa de las firmas Schnorr
Además de la implementación de Taproot, esta nueva actualización para Bitcoin también incorporará otra modificación importante, la cual aborda en parte los problemas de escalabilidad presentes en la red a través de la modificación del esquema de firma criptográfica empleado actualmente.
Toda transacción Bitcoin requiere ser firmada por su propietario. Esta firma tiene ciertos atributos criptográficos que permiten validar matemáticamente que quien tiene la clave privada de esa firma es quién firmó la transacción. En el estado actual de Bitcoin, se asignan firmas para cada una de las partes involucradas en la transacción. Estas firmas ocupan mucho espacio en una transacción y eso genera lentitud en el procesamiento de la red. Con esta nueva iniciativa, dos o más partes podrán crear una sola firma para la transacción, lo que permitirá un mejor desempeño de la red en la velocidad de las operaciones, conservando los principios de seguridad.
En este caso se trata de las firmas Schnorr, las cuales figuran como un tipo de firma criptográfica más simple, corta y segura, cuyas principales características son su inmutabilidad y la reducción del espacio que ocupa cada operación dentro de un bloque de transacciones en la red. Y como ya se mencionó, esto incluso permite combinar múltiples firmas vinculadas a una operación más compleja en una sola.
¿Cómo funcionan las firmas Schnorr?
Haciendo una analogía un poco más sencilla, podemos imaginar que una firma que confirma una operación Bitcoin podría ser una prenda de vestir, la cual depositamos en una maleta que hará el papel de un bloque de transacciones.
Bajo el sistema de firmas actualmente vigente (ECDSA), esto sería como tirar ropa en una maleta hasta que se llena. Pero bajo el esquema Schnorr, tomamos cada prenda, la doblamos de la forma más eficiente posible, y la ubicamos organizadamente dentro del equipaje.
Bajo este mecanismo logramos guardar más artículos en la maleta, incluso introduciendo ciertas prendas dentro de otras para minimizar el espacio que ocupan, propiedad que incorpora el esquema Schnorr conocido como “agregador de firmas”.
Con el formato de firmas Schnorr, cada transacción ocupa menos espacio dentro de un bloque. Imagen de Unsplash.
Entonces ¿Qué podemos esperar para Bitcoin tras esta actualización?
En resumen, la implementación de Taproot y las firmas Schnorr en la infraestructura de Bitcoin podría resumirse de la siguiente forma:
· Será un Soft Fork, es decir, una actualización suave que hace esta versión de la red compatible con otras previas. Esto debería evitar un proceso de votación y conflictos políticos como el que dio origen a Bitcoin Cash en 2017.
· Por si sola, Taproot encubrirá todos los componentes móviles asociados a cualquier transacción, haciendo que todas estas mantengan una misma apariencia. No será posible diferenciar las tradicionales de aquellas que implementan mecanismos adicionales.
· El formato Schnorr permitirá firmas mucho más cortas, lo cual se traduce en más espacio dentro de los bloques para almacenar un mayor número de transacciones, disminuyendo los niveles de congestión.
· También será posible combinar grupos de firmas en una única, lo cual también disminuye los costos de las operaciones.
Mejoras continuas: Esa es la meta
Tengamos presente que, dada la relevancia que tiene su propuesta en la actualidad, y como cualquier otra tecnología que aspire mantenerse a lo largo del tiempo, Bitcoin debe mantener como norte ajustar su evolución acorde a las necesidades de los usuarios, manteniendo en todo momento los valores bajo los cuales fue creada.
Por último, quizás el valor más importante a resaltar de todo esto que va a ocurrir es que el camino de Bitcoin apenas comienza, y todos los cambios que vengan a lugar siempre estarán respaldados por un proceso de consenso, en el que la comunidad será la que tendrá la última palabra con respecto al futuro del proyecto.
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