Bitcoin volvió a rondar la zona de US$90.000 durante el día lunes, pero hoy opera por debajo de US$88.000, en un mercado que combina alivio macro con prudencia de fin de año.
El movimiento llega tras un IPC de noviembre en 2,7% interanual en EE. UU. y el recorte de 25 pb de la Reserva Federal al rango 3,50%–3,75%; dos datos que tienden a suavizar las condiciones financieras, aunque la guía de la Fed para 2026 sigue siendo cauta.
En Wall Street, la estacionalidad vuelve a escena: el llamado “Santa Claus rally” comprende los últimos cinco días hábiles de diciembre y los dos primeros de enero. Se usa desde hace décadas para describir un patrón estadístico que, en muchos años, ha coincidido con un sesgo alcista por efectos de cierre de carteras, rebalanceos y menores volúmenes propios de las fiestas. Es una tendencia observada, no una regla: algunos ciclos la confirman; otros, la volatilidad la borra.
En términos históricos, el S&P 500 ha mostrado en esa ventana un retorno promedio cercano al 1,3% y un saldo positivo en aproximadamente el 75% de los años desde 1950, de acuerdo con el Stock Trader’s Almanac. La estacionalidad, sin embargo, no garantiza el resultado: depende de flujos de cierre, volumen reducido y la ausencia de sorpresas macro.
Para Bitcoin, la lectura es más prudente. El sesgo estacional de las bolsas puede ofrecer viento de cola, pero la resistencia en US$90.000 se volvió la referencia del corto plazo: el precio rebotó a la baja al tocar ese nivel y hoy se mueve cerca de US$86.000. Para hablar de un cambio de tendencia de mediano plazo, el mercado necesitaría superar y sostener esa cota con mayor participación y menos presión de liquidaciones en derivados; de lo contrario, el tramo navideño puede transitar en rangos más que en rupturas.
El anuncio más llamativo del día vino por el lado de los metales: oro y plata marcaron nuevos máximos históricos, lo que indica una señal clara de que los inversionistas continuan en su búsqueda de un activo solido de refugio. Reuters reportó al oro cerca de US$4.400/oz y a la plata tocando US$70/oz durante el día del 22 de diciembre. El commoditie mas transado en el mundo (después del petroleo crudo) aumenta su valor este año alcanzando un sorprendente 70% de aumento en su valoración y no muestra señales técnicas, en el corto plazo, que indique que esta tendencia se este agotando.
En EE. UU., un grupo bipartidista presentó el Digital Asset PARITY Act (un proyecto tributario), que propone dos cambios: eximir del cálculo y declaración de ganancias en pagos pequeños con stablecoins (compras menores a US$200) y diferir los impuestos por recompensas de staking hasta que se vendan esos activos. Aún no es ley, pero, de aprobarse, facilitaría el uso cotidiano de “dólares digitales” para pagos y cobros.
A corto plazo, la clave han sido las liquidaciones en derivados: con un mercado más sensible y tramos de apalancamiento elevados, los quiebres de nivel activaron cierres forzados (sobre todo en posiciones largas) que amplificaron los movimientos intradía. Es un patrón típico de fin de año: menos profundidad en los libros, más reacción a órdenes grandes y ciclos rápidos de “liquidity sweep”
El repunte existe, pero con cinturón de seguridad. BTC osciló entre US$85.000 y US$90.000 en los últimos días, mientras el mercado procesa inflación más contenida, tasas un más bajas y metales preciosos en precios récord.
Si la estacionalidad ayuda y no hay sorpresas macro, el tono constructivo puede extenderse; en paralelo, el bajo volumen propio de estas semanas (cierres contables, tomas de utilidades, necesidad de caja para gastos de fin de año) puede seguir intensificando los vaivenes de corto plazo.