El Banco Nacional Checo (CNB) confirmó la compra de USD 1 millón en activos digitales para montar un portafolio de prueba: incluye bitcoin, un stablecoin en dólares y un depósito tokenizado. La institución aclaró que no es una apuesta de mercado ni se sumará a sus reservas internacionales: el objetivo es aprender operando (compra a través de una entidad regulada, custodia y gestión de llaves, aprobaciones multinivel, seguridad, planes de contingencia y controles AML), y no planea ampliar el monto del piloto.
La decisión —aprobada a fines de octubre— forma parte de una agenda que el banco venía discutiendo desde inicios de año. El gobernador Aleš Michl había propuesto estudiar un “portafolio test” para conocer de primera mano un activo “altamente riesgoso” como bitcoin y, en paralelo, observar tendencias como stablecoins y depósitos tokenizados. El foco declarado es operativo y comparativo: medir latencia de liquidación, conciliación, riesgos y tratamiento contable entre estas opciones.
El contexto europeo ayuda a dimensionar el alcance: la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, reiteró este año que bitcoin no entrará en las reservas de los bancos centrales del Consejo General durante su mandato. En ese marco, el piloto de la CNB no contradice la línea del BCE: se encuadra como prueba acotada y separada de reservas, con fines de aprendizaje institucional.
La jugada de la CNB no cambia su cartera de reservas ni inaugura un “giro” de política monetaria, pero sí marca un precedente verificable: un banco central europeo decidió probar en producción procesos on-chain con bitcoin, un stablecoin y un depósito tokenizado. De momento, el banco checo mantendrá el piloto sin ampliarlo y reportará sus hallazgos internos; el mercado seguirá atento a si otras autoridades replican ejercicios similares o si el BCE endurece —o flexibiliza— su postura en 2026.