Recientemente, Mark Zuckerberg afirmó que la Casa Blanca presionó a Meta para censurar contenido relacionado con el COVID-19. Entre otras, ahora cree que la presión del gobierno fue un error y que hoy Meta tomaría otra decisión sobre como reaccionar frente a esa presión.
Elon Musk, al comprar Twitter el 2022, lo hizo con la idea de “salvarlo”, argumentando que necesitamos un espacio donde la libertad de expresión no sea solo un concepto, sino una realidad tangible. De hecho, hace 2 semanas se supo que, ante la presión de la Corte Suprema de Brasil hacia x.com por bloquear algunas cuentas, Musk prefirió cerrar las oficinas en Brasil.
Es un tremendo tema esto. Por un lado, se nos pueden ocurrir varios temas o contenidos que el 99,9999% de la gente podría estar de acuerdo en evitar que se publiquen, pero existen muchos otros temas que podría no haber tanto consenso. ¿Dónde se pone el límite? y lo que es más complicado, ¿Quién pone ese límite?.
Cuando una única entidad tiene el poder de establecer esos límites, es inevitable que reciban presiones que lo lleven a una censura excesiva o incluso que utilice ese poder para fines ajenos a la protección del público. Muchos estiman que hoy estamos viviendo este problema y que hay que hacer algo al respecto.
Ante este dilema, surgen tecnologías como Nostr, que buscan ofrecer plataformas donde la libertad de expresión no esté sujeta al control de una sola entidad. Nostr es un protocolo descentralizado, global y libre de censura para social media. Es decir, la Corte Suprema de Brasil no sabría a quién mandarle su carta de censura. Existen varias aplicaciones que se pueden conectar a Nostr y comunicarse entre ellas. Yo probé Primal y funciona igual a X.com.
Es parecida la historia con Bitcoin. Y es que el mundo necesita de una infraestructura descentralizada que empodere más a las personas.
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