Hasta hace poco, hablar de inteligencia artificial era hablar de OpenAI, Google, Meta o el eterno disruptor Elon Musk. Pero tras el escenario mediático, hay otro protagonista silencioso que ha estado alimentando el corazón de estos gigantes con lo más valioso en esta carrera: los datos.

👉 Su nombre es Scale AI y aunque no tenga el mismo nivel de visibilidad que los gigantes tecnológicos, es uno de los pilares silenciosos del ecosistema de inteligencia artificial.

La empresa que lo está cambiando todo… sin que lo notes

Fundada en 2016 por Alexandr Wang, un prodigio que dejó el MIT para construir esta startup, Scale AI nació con una idea poderosa: crear los mejores datos del mundo para entrenar los modelos más inteligentes del mundo. Y lo logró.

Su modelo combina herramientas automáticas con personas reales (sí, humanos), logrando una precisión altísima en tareas como etiquetado, evaluación, alineación y generación de datos para modelos como ChatGPT, Llama y otros.

Empresas como OpenAI, Meta, Microsoft, Toyota, PayPal, Uber, Cohere y hasta el Departamento de Defensa de EE.UU. han confiado en Scale para sus proyectos más sensibles. Y sí, sin buenos datos, ningún modelo sirve. En otras palabras: la IA se construye sobre los cimientos de Scale.

El punto de quiebre: Meta entra al juego

En junio de 2025 todo cambió. Meta (sí, la de Zuckerberg) compró el 49 % de Scale AI por casi USD 15.000 millones, y le entregó a Wang las llaves de su nuevo laboratorio de “superinteligencia”.

El problema: ahora la empresa que abastecía de datos a todos los competidores de Meta trabaja para Meta. Y eso incomodó a más de uno. Google, OpenAI, Microsoft y xAI están revaluando contratos. Nadie quiere que su información termine ayudando al enemigo.

Scale asegura que seguirá operando con independencia… pero ¿puede una empresa seguir siendo neutral cuando el 49 % de su ADN pertenece a uno de los gigantes de la competencia?

¿Por qué esto importa (también) para ti?

Puede que no estés construyendo un robot, pero la historia de Scale AI revela cómo se está dibujando el mapa del poder digital. Si antes el poder era tener servidores, hoy es tener los datos correctos, con la estructura correcta.

Y eso aplica para todo: desde mejorar la atención al cliente con IA, hasta entrenar modelos en sistemas financieros más justos o incluso —¿por qué no?— herramientas para entender mejor Bitcoin o construir modelos de trading automatizado.

Además, la historia de Wang es una que nos gusta contar en Buda.com: una persona que no esperó que las grandes empresas lo invitaran al juego, sino que construyó su propio tablero.

¿Y ahora qué?

El futuro de la IA se está decidiendo en salas de juntas, líneas de código… y millones de líneas de datos. Lo que hoy pasa con Scale AI podría ser el prólogo de una nueva etapa donde la competencia ya no será solo entre modelos, sino entre infraestructuras que los sostienen.