Bitcoin: ¿qué, cómo y para qué?
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Bitcoin: ¿qué, cómo y para qué?

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Esta publicación fue escrita por Franco Amati. Para ir a la publicación original, dale click aquí.

La idea de esta nota introductoria es ser un punto de partida; no apunta a explicar teoría monetaria o criptografía, tampoco pretende convencer a nadie, sino contar de qué se trata y cómo nos resulta útil a muchos de nosotros.

Para ello se intenta dar una explicación básica de cada tema, pero haciendo uso de links al mencionar ciertos conceptos que pueden profundizarse en otras fuentes (generalmente en español, pero no siempre posible).

Introducción

Bitcoin es una tecnología de dinero digital, con un protocolo, unidad monetaria y red P2P del mismo nombre.

Para empezar, debemos comprender que al enviar o recibir fondos mediante Bitcoin, no se están transfiriendo ni dólares, ni euros, ni moneda “tradicional” alguna, sino bitcoins. Y los bitcoins tienen su propio precio, en base a su cotización en diversidad de mercados alrededor del mundo.

Por ende, una determinada cantidad de bitcoins que hoy equivale a 100 dólares estadounidenses, mañana puede equivaler a un monto mayor o menor de dólares, dependiendo de si el precio de Bitcoin subió o bajó en el transcurso del día.

Y por lógica propia del mercado global (arbitraje espontáneo), luego de las necesarias conversiones de tipo de cambio, y a pesar de los controles de capital existentes en algunos países, el precio de Bitcoin tiende a ser similar en todo el mundo.

Unidades

Bitcoin se identifica con el símbolo , y se abrevia o distingue de otros signos monetarios utilizando la sigla BTC o XBT.

La cantidad de unidades en existencia se encuentra definida de antemano en el protocolo, y tiene un máximo de 21 millones. Se generan a un ritmo que comenzó siendo de 50 nuevos bitcoins cada 10 minutos en 2009, y cada aproximadamente 4 años se reduce en un 50% (“halving”), hasta alcanzar su totalidad.

Cada bitcoin es divisible o fraccionable con 8 decimales (o más utilizando ciertas tecnologías), y desde hace tiempo que su valuación nos exige hacer uso de los mismos para realizar transferencias de montos más precisos, o bien inferiores a su precio actual.

Para evitar el uso de tantos decimales algunas aplicaciones permiten optar por denominar a los bitcoins en unidades más pequeñas (correr la coma hacia la derecha). Así surgieron nuevas denominaciones, entre ellas, los “bits” y los “satoshis”:

0,00000001 bitcoin = 1 satoshi (no fraccionable)
0,000001 bitcoin = 1 bit (fraccionable con 2 decimales)
1 bitcoin = 1.000.000 bits = 100.000.000 satoshis

Sucede entonces que un envío de 0,05 bitcoin puede ser visualizado como de 5.000.000 satoshis por quien lo recibe, y viceversa.

Monedero

Los monederos, también llamados billeteras, son las aplicaciones que nos permiten guardar, enviar y recibir bitcoins; y que nos indican nuestro saldo e historial de movimientos. Existen tanto para computadoras (Windows, macOS, Linux), como para tablets y teléfonos celulares (Android, iOS).

Un monedero tiene múltiples direcciones en donde recibir bitcoins, todas ellas válidas por siempre. No obstante, es usual que nos muestren una única dirección, que cambia de manera automática al recibir fondos (evita que reutilicemos direcciones y mejora así nuestra privacidad).

Los más vanguardistas también proveen soporte de Lightning Network. Se trata de un protocolo que permite que las transferencias de Bitcoin sean instantáneas y más económicas, utilizando solicitudes de pago (“invoices”) en reemplazo de las habituales direcciones.

Algunos ejemplos de monederos son BlueWallet, Breez, Electrum, Green, HODL Wallet, Muun, Phoenix, RWallet y Samourai.

También hay alternativas más avanzadas o especializadas, como Bitcoin Core (“full node”) y Wasabi (privacidad); o enfocadas en seguridad utilizando hardware dedicado, como Coldcard, Ledger y Trezor. Más opciones aquí, o aquí.

Podemos tener la cantidad de monederos que queramos. Y a diferencia de lo que estamos acostumbrados en otros sistemas de pago, cobro o ahorro, los monederos no requieren de nuestros datos personales para ser utilizados (en general ni siquiera existe inicio de sesión alguna).

Por otro lado, existen soluciones de custodia, o casas de cambio donde uno puede almacenar sus bitcoins. Estos no son monederos, porque la posesión de los bitcoins no está en uno mismo sino que es terciarizada, con los riesgos que esto implica (quiebra, downtime, negligencia con los fondos, confiscación judicial, robo).

Es importante evitar almacenar bitcoins en este tipo de servicios, informalmente llamados “bancos de bitcoins”, dado que en múltiples ocasiones se han materializado los riesgos recién mencionados.

Backup

Todos los monederos tienen alguna forma de backup, para que en caso de pérdida de teléfono celular, desperfecto en la computadora, o cualquier otro inconveniente, uno pueda restaurar los fondos y recuperar su dinero.

Lamentablemente los backups de los monederos no siempre son compatibles entre sí, y cada uno tiene un método en particular. El más utilizado consiste en solicitarle al usuario que tome nota de 12 a 24 palabras en un orden determinado. Luego, en caso de pérdida del monedero, se lo descarga nuevamente y se restauran los fondos ingresando el juego de palabras previamente documentado.

Como precaución, tengamos en cuenta que cualquiera que conozca estas palabras en el orden correcto podrá restaurar los fondos y utilizarlos. Siendo entonces de vital importancia almacenarlas en un lugar seguro y privado.

Otro método de backup utilizado por algunos monederos consiste en exportar los fondos a un archivo. O incluso a un “monedero de papel”.

También podemos restaurar un backup en distintos dispositivos en simultáneo, y así disponer de los mismos fondos desde variedad de equipos (cada movimiento en uno se replica de manera automática en el resto).

Esto último es posible porque en realidad los fondos no se encuentran en el monedero, sino en una base de datos pública y distribuida alrededor del mundo (blockchain) a la cual se accede. Lo que sí tienen los monederos es la clave privada o “llave” necesaria para transferir los fondos, por lo que en ciertas ocasiones también se los llama “llaveros”.

Por otro lado, si bien algunos monederos se basan en estándares existentes y sus backups son entonces intercambiables entre sí, al reemplazar una aplicación de monedero por otra se recomienda crear un nuevo backup en nuestro nuevo monedero y enviar los fondos desde el viejo, al nuevo. La causa es que la compatibilidad entre ambos puede no ser perfecta y que el saldo entonces no coincida, y porque sino estamos llevando potenciales errores de seguridad de un monedero que no utilizaremos más, al nuevo monedero.

¿Qué pasa si un monedero deja de existir? Ahí sí podemos recurrir a otro que tenga un backup compatible, o sino utilizar herramientas como Indy o Mnemonic Code Converter para transferir o importar los fondos a uno nuevo.

Como recordatorio para este apartado: sin un backup es imposible restaurar el dinero que estaba contenido en un monedero al que ya no tenemos acceso (los fondos serán inaccesibles y abandonados por siempre, y ni siquiera quien lo desarrolló puede hacer algo al respecto).

Existen incontables casos conocidos y desconocidos de bitcoins perdidos por este motivo, por ende, la cantidad de monedas factibles de ser utilizadas es en realidad menor a la cantidad de monedas emitidas. De alguna forma, se puede decir que estas situaciones a la larga incrementan el valor del resto de los bitcoins del mercado.

Compraventa

Resulta útil diferenciar entre dos modalidades disponibles para realizar operaciones de compraventa:

  • Casa de cambio: convierte dólares/euros/pesos/otros a bitcoins, y viceversa, a un tipo de cambio determinado. Es la opción más sencilla.
  • Order book: distintos actores definen ordenes de compra y de venta, y una organización intermedia entre ellos a cambio de una comisión. Es una opción más compleja, donde a veces se compra o vende a diversos precios y actores a medida que se avanza en un order book.

Es conveniente aclarar que por restricciones regulatorias, o para evitar ciertos casos de fraude, los servicios de compraventa de bitcoins suelen solicitar documentación de identidad, y en algunos casos hasta selfies o declaraciones impositivas. Además, al realizar operaciones bancarias, generalmente exigen que la cuenta en sus plataformas y la cuenta bancaria estén a nombre de un mismo individuo u organización.

En Argentina:

Para comprar o vender bitcoins podemos utilizar transferencias bancarias o, en algunos casos, efectivo (ya sea de manera directa, mediante cajeros automáticos, o con intermediarios como Pago Fácil o Rapipago).

Diversas empresas nos brindan este servicio, algunas con modalidad de casa de cambio y otras vía order book, pudiendo comparar algunos de sus precios en CoinMonitor (también en Bitcoinario, Criptos Ar, CriptoYa o Cryptosaurio): ArgenBTC, Athena Bitcoin, Bitex, Bitso, Buda.com, Buenbit, Decrypto, Qubit Brokers, SatoshiTango y Universal Coins.

Si preferimos resguardar mejor nuestra privacidad las opciones se limitan a mercados OTC más informales, donde podremos realizar intercambios P2P (persona a persona). Una opción para estos es el grupo Bitcoin Argentina en Facebook, donde pueden realizarse operaciones entre particulares, pero donde el riesgo de ser víctima de una estafa es mayor.

En el mundo:

Buy Bitcoin Worldwide nos permite conocer las opciones de compra disponibles en cada país, mientras que Coin ATM Map y Coin ATM Radar nos muestran la ubicación de cajeros automáticos de Bitcoin en el mundo.

En el caso de una compraventa bancarizada, es conveniente elegir un servicio de la misma región o país que nuestra cuenta bancaria, para así evitar los costos de una transferencia internacional. Por ejemplo, Paxos en Estados Unidos, o Bitstamp en Europa.

Dependiendo del lugar, otras opciones son: bitFlyer, Cash App, Gemini, Kraken, LocalBitcoins, Paxful o Safello.

Por otra parte, si queremos evitar molestos procesos de validación de identidad, Bisq o Hodl Hodl suelen ser alternativas disponibles en algunas partes del mundo.

Historia

Bitcoin tiene origen en un artículo (aquí en español) publicado por Satoshi Nakamoto el primero de noviembre de 2008, en una lista de correo de criptografía. Su idea se volvió realidad el 9 de enero de 2009, cuando él publicó en la misma lista de correo el software que la implementaba.

De ahí en más se creó un proyecto de código abierto en el que personas alrededor del mundo colaboraban con Nakamoto, hasta fines de 2010, momento en que este decide dejar la comunidad y no tuvimos mas noticias de él. Hoy sabemos que el nombre no corresponde a una identidad tradicional, sino que es un seudónimo para la persona o grupo de personas que crearon esta tecnología.

Con el tiempo el proyecto siguió progresando, los bitcoins adquirieron valor y se generó un ecosistema: casas de cambio, monederos, mayor liquidez, tarjetas de débito, y variedad de aplicaciones que hacen uso de ellos. A veces sin que el usuario siquiera sepa que se está utilizando Bitcoin, o incluso empleando su tecnología para usos no financieros.

Primer monedero
Primera transferencia, vista desde el monedero de Hal Finney
Primera compra de productos

Para mayores detalles históricos podemos consultar en History of Bitcoin, Bitcoin obituaries, Historia de Bitcoin (Wikipedia) y Map of coins.

Altcoins

Con el nacimiento de Bitcoin surgieron copias reutilizando su código fuente, como Litecoin (LTC), pero tiempo más tarde también aparecieron desarrollos originales que buscan innovar o satisfacer necesidades distintas. Un ejemplo es Monero (XMR), que se enfoca en maximizar la privacidad y la fungibilidad.

Asimismo, si bien no intentan ser monedas en un sentido tradicional, otros activos digitales disponibles son los tokens de gobernanza en productos como Uniswap (UNI), el “combustible” para plataformas de contratos inteligentes como Ethereum (ETH), y tokens de utilidad como Basic Attention Token (BAT), entre otros.

También merecen mención las llamadas stablecoins, que mediante distintos mecanismos buscan seguir el precio de otros activos o monedas. Por ejemplo, del dólar estadounidense (DAI, DOC, USDT), del euro (EURS), del oro (DGX, PAXG), o incluso de Bitcoin (RBTC, TBTC, WBTC).

A todas estas alternativas se las suele denominar altcoins. Un listado de variedad de ellas con su correspondiente cotización se obtiene aquí, y pueden intercambiarse en algunos de los servicios de compraventa de bitcoins ya mencionados, o en otros más especializados como Binance, Bittrex, Changelly, FixedFloat y Poloniex.

Se debe tener especial precaución porque varias de estas altcoins no son protocolos sin dueño ni jurisdicción como Bitcoin, sino meros tokens de startups. También existen estafas y “letra chica”, incluso en algunas de las más reconocidas (“preminado”, emisión futura indefinida, inversores privilegiados, manejo centralizado en fundaciones o corporaciones, rollback de transacciones, bloqueo de fondos, y diversas maniobras de pump and dump).

Por último, entre tantas opciones, siempre es útil repasar este artículo (y tal vez también este otro).

Comunidad

Muchos de los intercambios y debates online se suceden públicamente en Twitter, pero hay más alternativas de grupos, foros y puntos de encuentro.

En Argentina:

No soy Satoshi, un video podcast con las principales noticias, invitados y debates del tema.

En Iberoamérica:

En el mundo:

Otras guías y tutoriales

Distintos aspectos básicos, técnicos o políticos son explicados con mayor profundidad en otras guías, aquí algunas:

La tecnología cambia constantemente y parte del contenido listado ya no está al día. No obstante, todavía aporta para comprender el tema.

Noticias y novedades

Agradecimientos

A quienes brindan medios informales de compraventa de bitcoins y nos permiten evitar el arcaico e invasivo sistema financiero tradicional.

A la ONG Bitcoin Argentina, EspacioBitcoin y LABITCONF por sus eventos y difusión, a Carlos Ricón por tantos años al servicio de CoinMonitor, y a las empresas del rubro, porque muchos de sus servicios son hoy indispensables en nuestro día a día.

A The Code Book y al movimiento libertario. Sin ellos tal vez nunca hubiese notado las implicancias de Bitcoin y me hubiese pasado desapercibido.

A los cypherpunks y a todos los que ponen su granito de arena para que Bitcoin pueda ser libre, abierto y descentralizado.

Y a Satoshi Nakamoto, cuando no. ;)



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