¿Cómo afecta el aumento de la tasa de interés estadounidense en las economías emergentes?
En días recientes, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) aumentó la tasa de interés en 75 puntos básicos, en línea con las expectativas del mercado. Esto representa un nuevo intento por controlar la inflación histórica en dicho país y que alcanzó un 9,1% de inflación anual para junio de este año.
Los nuevos niveles de inflación vienen impulsados principalmente por las alzas en los precios de alimentos y de energía de los últimos meses.
Dentro de los mercados financieros existe un adagio popular que reza “Los mercados descuentan las decisiones anticipadamente”, lo cual quiere decir que se comportan prediciendo lo que inminentemente puede ocurrir. Ya la decisión sobre las tasas estaba asumida, entendida y proyectada.
En el Norte, al enfrentar una inflación tan elevada, la pérdida de poder adquisitivo en los hogares (aunque paradójicamente el nivel de demanda ha incrementando), los vientos helados de preocupación provenientes de Europa y demás tormentos, se crea un ambiente para que, derivado de tal situación, los bancos centrales adelanten políticas intervencionistas que comandan los hilos económicos, los “aumento de tasas”.
John Maynard Keynes sigue vigente sin abandonar el trono de hierro, y sus teorías convergen en una necesidad transversal que se resume nuevamente en: “Enfriar la demanda para que los precios vayan cediendo”.
De esta forma se aumenta la tasa de intervención poniendo más caro el dinero que hay en circulación y progresivamente esto obliga a la disminución de los precios, congelando la demanda para que la oferta mejore.
Sin embargo, esto podría crear, en contravía, un impacto negativo en la productividad ya que las empresas podrían enfrentar inconvenientes respecto a su capital para funcionar, el cual se conseguiría con costos de capital más elevados. Es decir, la noche se tornaría más oscura y la recesión susurraría por los bosques.
A su vez, el incremento de la tasa para personas que quieran buscar rentabilidades en dólares generaría apetito. Esto explica los flujos de capital desde los emergentes que, de paso, crean un entorno de devaluación.
Dentro de los selectivos y consejeros reales, se proyectan tasas de interés que rondan entre el 3,25% y el 3,50% en el corto plazo, con lo cual la presión sobre las monedas de la región seguirá al ritmo del compás que marque el hoy por hoy director del ejercito económico, el comandante Jerome Powell.
En medio de las decisiones de política económica internacional se encuentran las economías emergentes, resultado de la dependencia comercial y muchos años buscando congraciarse con las directrices de los reinos que comandan las rutas comerciales. Para los países del sur, el invierno viene del norte y es evidente que “se acerca el invierno”.
¿Qué tan preparados nos encontramos? Esta es una pregunta que se responderá sobre la marcha de las tropas. El dólar que aumenta, pero aumentan las exportaciones; el dólar que aumenta, pero aumenta la inflación; el dólar que aumenta, pero aumentan los temores. La canción de hielo y fuego será entonada por los guardianes de la moneda del sur, directores de bancos centrales refugiados y atrapados en las paradojas internas.
Según el Banco de Reserva de Dallas, la mayoría de las economías de mercados emergentes más grandes del mundo deberían ser capaces de resistir los rápidos y fuertes aumentos en las tasas de interés por parte de la FED.
Entre los 13 países examinados en el documento, solo Argentina y Turquía (casas tradicionales con inestabilidad actual más evidente) presentan cifras negativas en cuanto a las reservas de sus bancos centrales. Chile y Colombia, aunque reportan un déficit importante en su cuenta corriente (exportaciones vs importaciones), cuentan con cuantiosas reservas y bajos montos de deuda en moneda extranjera.
Atardecerá en invierno y ya veremos como en el poniente la economía hace lo posible por no desvanecer.
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