Dune: Bitcoin como especia
Además de Timothée Chalamet, Dune cuenta con un elenco espectacular, que se luce en ambas pelis.

Dune: Bitcoin como especia

Miguel Malermo Padilla
Miguel Malermo Padilla

Medio que estoy enviciado con Dune. Acabo de ver la segunda peli y fui muy feliz, porque este sentimiento no lo tenía desde hace rato, considerando que soy viudo de esos años de estrenos de sagas espectaculares en el cine, como El Señor de los Anillos, Harry Potter y Star Wars (incluyendo las tres del Despertar de la Fuerza). No me han enganchado los Spin-off de esta última serie en Disney+, así que sentía el vacío fuerte de encontrarme con algo como lo que ahora me devolvió la saga de Frank Herbert.

Luego de ese espacio de nostalgia, que te agradezco haber leído, quiero especular por qué veo relación entre Dune y Bitcoin.

Aunque sea forzado, como estoy en esta Arrakismanía, aprovecharé el vuelo para hacerlo (y algo hay, no seamos tan escépticos).
Debo reconocer que solo he visto las pelis de Denis Villeneuve y la de Lynch. Los libros no los he tocado pero prometo empezar a hacerlo ahora porque necesito una catarsis para esta obsesión. Gracias por leer este segundo párrafo nostálgico también.

Ahora vamos al análisis, antes de que me transforme en un ser más especializado en el tema, permitiéndome hacer un análisis mucho más profundo que puede durar un libro entero, que titularé: Bitcune.

Contextualizando Dune

La saga "Dune" de Frank Herbert es una clase maestra de geopolítica, ecología, religión y filosofía, tejido en el marco de una ciencia ficción épica. Escrita en 1965, la obra generó miedo en la época porque parecía que el autor estaba convocando a generar una secta con un relato muy poderoso y misterioso. Esta creación fue tan fuerte que llamó a una serie de artistas a querer hacer más con esta obra. Primero al chileno Alejandro Jodorowsky que quiso armar su propia versión épica, con Orson Welles, Dalí, Pink Floyd y su hijo Adan Jodorowsky, quien fue convencido de que era realmente El Elegido. Pero el cineasta Jodorosky no lo logró, dándole el pase a David Lynch para hacerlo: definitivamente un largometraje que no tuvo pena ni gloria, solo un enojo profundo de Lynch porque no duraba las 6 horas que él propuso inicialmente. Un fracaso curioso, aunque tuviera a la banda Toto, a Sting actuando, Patrick Stewart, entre otros. Luego, el maestro de la ciencia ficción actual, el director Denis Villeneuve, nos regaló dos peliculazas. Una correctamente introductoria y la otra totalmente eufórica, que permiten que el misterio de Dune siga vivo.

A través de su compleja narrativa y su profundo simbolismo, "Dune" ofrece lecciones sobre el poder, la resistencia y la importancia de adaptarse a los entornos cambiantes. La especia, o Melange, considerado el recurso más valioso del universo de "Dune" y originario del planeta Arrakis, actúa como metáfora del petróleo en nuestro mundo, o del recurso predominante que impulsa nuestra civilización, variando según la época histórica en cuestión. Esto destaca cómo los recursos naturales pueden influir en la política, la economía y los conflictos.
La especia permite que las naves puedan viajar por el espacio, pero también tienen un efecto piscotrópico en quienes la respiran, haciendo que tengan los ojos azules, generando alucinaciones y la posibilidad de ver el futuro, permitiendo viajar a la velocidad de la luz sin estrellarse, y más.

Arrakis es un planeta en constante ocupación por “familias o casas nobles” que explotan la especia para brindársela al imperio completo, recibiendo mejores recompensas aquellos que quedan a cargo, porque también tienen exposición directa al Melange. Existen varios actores en la historia a quienes les aprieta el zapato con esta metáfora.
La película comienza mostrando cómo los sádicos y dictadores Harkonnen pierden el derecho de explotación, y los suceden los Atreides: unos explotadores con una vibe más cool y progresista, porque si bien van a explotar el recurso, lo quieren hacer “a la buena”, siendo amiguis de los nativos de Arrakis, los Fremen.
Los Atreides y los Harkonnen representan dos caras de la ambición y el poder, mientras que los Fremen, habitantes de Arrakis, ejemplifican la resistencia y la adaptación a condiciones extremas por el clima del planeta. Estos últimos tienen disyuntivas internas, dado que son luchadores y buscan liberar a su planeta, y por ende su pueblo. Pero a la vez, más de la mitad de ellos son extremadamente religiosos y esperan que un mesías los salve para que el camino al paraíso sea más rápido. Este último conflicto también aborda cómo ha funcionado la religión en nuestra historia.

La primera peli, o el primer libro, comienza cuando los Harkonnen pierden el derecho de explotación sobre la especia y el Emperador se lo otorga a la casa Atreides. Los Harkonnen son bravos y no quedan contentos con esto, pero ok, se van.
Ahora viene una avalancha de spoilers, así que si no has visto o no conoces nada, te recomiendo verlo/leerlo antes, 100% recomendado. Los nuevos explotadores no duran más de una semana, son invadidos y aniquilados por los Harkonnen, que vuelven con sed de especia. Paul Atreides, el heredero del fallecido duque Leto, logra escapar con su madre Jessica (una bruja de una corriente llamada Bene Gesserit, que educó a su hijo bajo estos poderes y filosofía) y se dan cuenta de que el Emperador le tendió una trampa a su familia. A lo que Paul Atreides jura vengarse, aprovechando que el timing es perfecto, porque los Fremen creen que llegaría el mesías en esos tiempos y las Bene Gesserit también lo creen, o así deciden escribir la historia (ellas son bastante complejas y brígidas, no las abordaré porque esto sería eterno). Entonces estas creencias le sirven a Paul como un impulso rápido.
Saltándome tres pueblos, empezamos a llegar hacia el final de la segunda peli de Villenueve. Que, ojo, sigue siendo el primer libro de Herbert. Aquí notamos que el Imperio está en una decadencia total, sin control de las casas que gobierna, ni de los pueblos ni de la especia.

La profecía: "Dune" con Bitcoin, a lo que venimos.

Primero que nada, el imperio está cayendo hacia el final de la segunda película de Dune. Tal como Ray Dalio indica en sus análisis del Orden Mundial cambiante, esto viene de la mano cuando la divisa principal comienza a ser algo tan desvalorizado que parece chiste, en nuestro mundo el dólar y en Dune la especia.
Bitcoin, vendría a ser más que la especia. En primera instancia, me aventuraría a que Bitcoin daría señales de ser candidato para definirse como el Lisan Al-Gaib / Paul Atreides / El Mesías / Muad'Dib / Kwisatz Haderach / Timothée Chalamet / Kyle MacLachlan / Adan Jodorowsky. Te juro que usan todos esos nombres para referiste a este personaje, menos los últimos tres, que son los actores que han representado a este protagonista místico. No sé cómo se las arreglan pero, como público, sabes que siempre se refieren a él, con todos esos nombres. En fin, Bitcoin se presenta como la herramienta y esencia que impulsa la creación de una alternativa al sistema actual, en el cual la energía de toda la galaxia se caracteriza por su centralización. Este Mesías se resiste a ser el gran salvador, porque cree que son los propios Fremen, la humanidad que no se encuentra en el poder, quienes deben liberarse y resistir. El joven Atreides los puede y solo acepta ayudar porque es bueno para pelear. Cuento corto: Paul cambia de parecer y acepta ser el líder de esta lucha, pero solo momentáneamente con el fin de que haya justicia, de una vez por todas. Aquí me alejo de que Bitcoin es el Mesías, porque Paul Atreides se lleva la lucha a un ajuste de cuentas personal. Puede ser que aun quiera que los Fremen sean liberados, aunque Zendaya no le compra una, pero también quiere vengar a su padre Leto. Bueno…Bitcoin no quiere vengar a nadie. Entonces, en segunda instancia, cambio de opinión: Bitcoin es una especia renovada, con hormonas, que no tiene la posibilidad de ser controlada pero sí puede mover al mundo, pero felizmente sin corrupción, sin política, sino de forma calculada, matemática, con protocolos y sin que la censuren o administren. Tiene vida propia. La lujuría y el control de esta no sería como lo genera la especia anterior, el Melange, o el dólar estadounidense sin ir más lejos. Aquel opioide que creó a los dictadores más sádicos, políticos truchos y demócratas pillines. En cambio, la nueva especia que tenemos disponible en estos tiempos, Bitcoin, representa un recurso que desafía el control centralizado, promoviendo un sistema, al fin, con justicia social de la mano. Eso a gran escala, ahora podemos irnos a detalles medios extra, que pueden servir para mi futuro libro.


Otros del desierto

La minería de Bitcoin, aunque criticada antiguamente por su consumo de energía, refleja la dificultad y el esfuerzo detrás de la obtención de recursos valiosos, similar a la extracción del Melange bajo las duras condiciones del desierto de Arrakis. Donde su extracción tiene precio, es escasa y su política monetaria, los gusanos Shaihuludata o el Halving, crea una oferta y demanda orgánica. Así se vuelve un recurso de valor preciado que puede servir para su intercambio y como depósito de valor. Tiene utilidad.

La naturaleza finita de Bitcoin, con un suministro máximo de 21 millones que controla la inflación, resuena con la escasez de la especia en "Dune", lo que aumenta su valor en el tiempo, fomenta la conservación y el uso prudente de los recursos. La nueva especia disponible, Bitcoin, desafía los sistemas monetarios tradicionales que perdieron rotundamente las funciones del dinero: ser un depósito de valor (la facilidad que existe para imprimir dólares y otras divisas hoy, hicieron que esta función se diluyera en tiempo récord), ser una unidad de medida y un medio de intercambio. Sin esas funciones, los sistemas monetarios actuales y previos, en la historia, han llevado a la crisis su Imperio correspondiente. Bitcoin ofrece una alternativa que podría conducir a una economía equitativa, sostenible y deflacionaria. Además, ofrece el paraíso que busca el Fremen, donde Arrakis vuelva a tener agua y naturaleza. Respondiendo a la crítica a la minería de Bitcoin, la conciencia y cuidado ambiental también viene con esta criptomoneda. Más sobre esto aquí.

La lucha por el control de la especia en "Dune" y la resistencia contra los poderes establecidos se reflejan en el espíritu detrás de Bitcoin, que busca ofrecer autonomía financiera, resistir la inflación y la manipulación por parte de entidades centralizadas. La adaptación y supervivencia en el hostil planeta Arrakis pueden compararse con la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades económicas y tecnológicas que plantea Bitcoin.

Tanto "Dune" como Bitcoin, son puntos de encuentro que sirven para escribir un libro o rodar una peli sobre el poder, la resistencia, la adaptación y la búsqueda de sistemas más justos y sostenibles. La obra de Herbert no solo es una exploración de la condición humana y la lucha por los recursos valiosos sino que también ofrece lecciones pertinentes para la era digital y la revolución que representa Bitcoin en nuestra comprensión del dinero y la economía.

Cuando la humanidad se deja llevar por su miedo, el único camino que le queda es hacia la tiranía”, Frank Herbert



Join the conversation.